En el nuevo Battlefield volvemos a encarnar a los chicos de la Bad Company que, tras su divertida búsqueda de oro en el este, se sumergen en esta ocasión en una misión mucho más solemne e importante. Un misterioso artefacto considerado arma de destrucción masiva es el elemento sobre el que pivota el guión del videojuego, y nuestra misión será la clásica: Evitar que este arsenal caiga en las manos equivocadas, en esta ocasión de nuevo las soviéticas. Se echa en falta algo del planteamiento más liviano y humorístico del Bad Company original, un videojuego en el que la picaresca de los personajes era el verdadero puntal en el que se basaba el hilo argumental. Puede que el guión no estuviera demasiado bien trazado y que la historia caminara dando tumbos, sin embargo el gancho de los desertores que abandonan sus deberes militares por perseguir un botín en medio de un gigantesco conflicto armado resultaba muy interesante y atípico. Bad Company 2 se mueve, por el contrario, en territorios algo más farragosos y, lamentablemente, convencionales. El arquetipo de los personajes principales no funciona tan bien como en la primera parte precisamente por no estar demasiado explotados, y al intento de dotarlos de tridimensionalidad que hay a partir de la mitad de la campaña, le falta fuerza. Por otra parte en esta ocasión todo es mucho más directo que en el original, y también sensiblemente menos humorístico: un elemento que resultaba muy característico en su predecesor. Las secuencias de vídeo son más breves y en la campaña individual los mapas dan la sensación de contar con menos alternativas que las gigantescas localizaciones del original.
En el nuevo Battlefield volvemos a encarnar a los chicos de la Bad Company que, tras su divertida búsqueda de oro en el este, se sumergen en esta ocasión en una misión mucho más solemne e importante. Un misterioso artefacto considerado arma de destrucción masiva es el elemento sobre el que pivota el guión del videojuego, y nuestra misión será la clásica: Evitar que este arsenal caiga en las manos equivocadas, en esta ocasión de nuevo las soviéticas. Se echa en falta algo del planteamiento más liviano y humorístico del Bad Company original, un videojuego en el que la picaresca de los personajes era el verdadero puntal en el que se basaba el hilo argumental. Puede que el guión no estuviera demasiado bien trazado y que la historia caminara dando tumbos, sin embargo el gancho de los desertores que abandonan sus deberes militares por perseguir un botín en medio de un gigantesco conflicto armado resultaba muy interesante y atípico. Bad Company 2 se mueve, por el contrario, en territorios algo más farragosos y, lamentablemente, convencionales. El arquetipo de los personajes principales no funciona tan bien como en la primera parte precisamente por no estar demasiado explotados, y al intento de dotarlos de tridimensionalidad que hay a partir de la mitad de la campaña, le falta fuerza. Por otra parte en esta ocasión todo es mucho más directo que en el original, y también sensiblemente menos humorístico: un elemento que resultaba muy característico en su predecesor. Las secuencias de vídeo son más breves y en la campaña individual los mapas dan la sensación de contar con menos alternativas que las gigantescas localizaciones del original.
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1 comentarios:
como lo hago correr en la play 3
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